Día nublado, tranquilo, fresco, muy bonito día de invierno; así como deberían ser todos: con solo poco frio, sin viento, sin inversión térmica (por lo menos ahorita).
Miro a través de la ventana y me doy cuenta de lo afortunado que soy al tener una manera de ver un poquito de lo que pasa afuera.
Ya pasó el cierre de mes y ha disminuído la presión, ordené un poco los reportes que tengo aunque todavía me faltan bastantes.
No tengo nada interesante ni emocionante que contar. Desde que entré a trabajar aquí creo que apenas la carga de trabajo empieza a disminuír y apenas empiezo a mirar hacia afuera despues de haber vivido semanas encerrado en una burbuja pequeña y aislante.
Ya ansío la primavera, flores en el patio y hojas en los árboles.
También ansío libertad, esa libertad que tenía en mi anterior empleo. No me gustaría volver, menos aún ahora que me he dado cuenta que el ambiente ha cambiado tanto y que hay mas división que antes, ahora que se que no todos se encuentran conformes con los cambios que ha habido y no se atreven a cambiar de trabajo. Hemos sido afortunados a quienes nos "liquidaron", por lo menos no nos sentimos inconformes y sin atreverse a dar un paso afuera, ademas, pues, mas vale que lo despidan a uno y lo liquiden, sobre todo ellos que tienen tantos años en la empresa, si yo ya tenía casi ocho años trabajando allí y ellos ya eran parte del activo fijo.
Ahora que veo caer la lluvia allá afuera, la que empezó a caer mientras yo escribía esto, puedo ver como deseo salir.
Creo que me quedé demasiado acostumbrado a la libertad pero me faltó ponerle mas empeño a las cosas que hacía, me instalé en la comodidad y no me esforcé como debería.
Se va a intentar de nuevo, solo necesito organizar varias cosas y ordenar algunas ideas, Dama me está ayudando. Ya no vamos a caer en los errores que tuvimos, solo falta esperar un poco.