Mis padres son de Saucillo. Mi abuelo paterno era jornalero, mi abuelo materno era carpintero.

Mi padre creció entre mucha pobreza pero siendo de buena cabeza y queriendo salir de ella, por eso se esforzó mucho, deveras que un chingo para ser un profesionista, no por falta de inteligencia, sino por falta de billetes.

Mi madre quedó huerfana entrando en la adolescencia, mi abuelo la protegía de sus hermanos mayores y ella creo que abusaba de eso. Creo que se parecía a la tucita flaquita, medio güerita y con cara de traviesa. No estudió carrera, pero, aprende rápido, tiene una letra muy bonita, lee mucho, habla correctamente y sabe sobre muchos temas.

Era miércoles, yo no me acuerdo pero eso es lo que me dicen. Dentro de trece días se cumplirán treinta y un años de ese evento que les relato. Mi padre estudiaba en la ESAHE y yo vine al mundo en un hogar muy humilde pero, -caray... no crean que lo supongo, lo sé- humilde pero lleno de amor.

Tengo vagos recuerdos de mi infancia en Juárez, vivíamos en una casita verde, tenía un porche donde jugaba con mi madresita santa, mi padre me daba monedas de veinte centavos y a veces de a peso, mis idolos eran Cepillín y El Chapulin Colorado. Todos esos recuerdos están medio borrosos, pero, son detalles que nadie me ha contado, sino que yo los recuerdo y todavía no cumplía dos años pa esos tiempos.

El caso es que pos, aquí ando nomás de chirinolero contándoles que yo nací en esta ciudad que ya no se parece nadita al Juárez que mis padres cuentan de aquellos entonces, aquel tiempo en el que se aventuraron a formar un hogar.