Cuando llegamos ya estaba oscureciendo; no cruzamos por el puente de Zaragoza porque supusimos que estaría hasta la madre, mejor nos fuimos hasta Caseta, por el valle de Juárez y cruzamos directo hacia Fabens.
Llegando entramos directo a la terraza que tiene vista hacia el poniente, el sol ya estaba ocultándose pero yo ya tenía una Miller GD en mi mano y contemplaba los últimos colores del horizonte, algunos de mis compañeros pidieron wiskey y los que no beben alcohol pidieron piña colada.
Después de un ratito de plática pasamos a la mesa.
De entre llegó para cada quien una costilla de mas de un pie de largo, luego cada quien pidió lo que le dió la gana, yo un rib eye termino mediom (hubo quien pidió el cowgirl -libra y media de tbone- , no pidió el cowboy -dos libras- para tambien comer postre) muy suavecito y delicioso acompañado de papa asada, champiñones en una salsa de vino dulce, ensalada de col y chilibeans, el vino tinto de la casa resultó ser un cavernet no muy bueno y nadie llevó puros, (mejor así: me ahorré una ensuciada de pulmones).
Pa rematar, pay de manzana con una bola de helado de vainilla y café.
Me pareció una reunión mas amena que en otras ocasiones. A la salida algunos planeaban aprovechar para irse a “ver pelo” podía ser en el Machiavelli’s o el Foxys de aquel lado del puente, o regresarse a Juaritos e ir a Las troyanas, pero, otro compañero y yo no nos sentimos muy cómodos andando de parranda en esos lugares con los compañeros de trabajo, mejor nos fuimos a Walmart, Dillars y JCPenney a buscar algunos regalitos que nos estaban faltando.
Regresamos como a las diez de la noche por el puente libre. La ave. Lincoln a esa hora era un desmadre, parece que todo mundo tuvo posadas o parrandas por esa zona, el caso es que regresé no muy tarde a casita con la panza llena.