Ya había caído yo ese día en otras bromas, por eso no me la creí cuando llegó mi amigo I. despuecito de las diez de la noche y me pidió que lo acompañara a dar serenata a la novia de un compañero suyo de la escuela, estaban peleados y quería contentarla cantándole “perdón”, “tres regalos”, “esclavo y amo” y no se cuales otras.
Era 28 de diciembre, estaba haciendo un frío calador esa noche húmeda y yo estaba rete a gusto en casa tomando ponche de frutas calientito, todavía creyendo que se trataba de una broma agarré mi guitarra y me subí con ellos a una blazer roja.
-¿Y por quien mas vamos?- Pregunté no muy convencido
-Pos por quien tu digas, yo no conozco a nadie que cante- respondió mi amigo I.
-No le hace, al cabo la serenata es en Chihuas.
Una casota cuyo frente medía mas de 50 mts. de longitud, en la cochera podían verse varios autos del año, un jeep con un remolque y sobre el remolque un bote deportivo de motor y en un remolque a un lado dos motos acuáticas. Se notaba que la muchacha era de una familia muy bien acomodada.
Cantamos bonito a tres grados bajo cero y con los dedos entumidos, una chica bellísima salió al balcón y nos dio las gracias, por la sonrisa que mostraba se notaba que la serenata había cumplido el efecto deseado y perdonaría al pendejo que le puso los cuernos.
Antes de regresar había que cargar gasolina pero el compa ese traía solo un billete de 100 dlls. Así que fue a cambiarlo a un hotel donde lo conocían, en plena zona roja en Chihuas, luego luego empezaron a llegar chicas guapas y mujeres nada guapas a ofrecernos sus servicios pero ninguno sucumbió a la tentación, apenas saliendo de allí nos para una patrulla de transito…
-A ver, los de la blazer roja colorada, orillénse a la orilla…
Resulta que nos habíamos pasado un semáforo en rojo, la camioneta no traía placas y el compa de la serenata, el que andaba conduciendo se había echado dos cervezas y olía a alcohol.
Nos bajaron a todos para hacer una revisión de rutina y nos pidieron identificaciones, cuando vieron la de mi compa I. preguntaron…
-Oiga, usted se llama igualito que don I. de las C. ¿Qué es suyo?
-Es mi papá- respondió normalito.
-Hombre, hubiera dicho eso antes pa no hacer tanto argüende, ya se pueden ir, nomás no anden haciendo locuras y ustedes disculpen.